Caminando en Lanjarón




El pasado día 22 de marzo, siguiendo con la temporada de senderos, nos fuimos a Lanjarón, pueblo en el que el agua es predominante, ya que no dejemos de verla, sentirla y oírla durante ningún punto del camino.

El viaje empezó mas temprano de lo normal ya que a las 7:00 estaba programada la salida, a la cual lleguemos con puntualidad para comenzar el viaje de algo mas de 2 horas hasta llegar a la entrada del pueblo, donde se encontraba el parque del Salado, el cual no tuvimos la oportunidad de visitar ya que estaban haciendo trabajos de deforestación.



Caminemos uno 100 metros por la orilla de la carretera hasta el inicio del sendero que se encontraba en el Área recreativa Parque del Salado, desde donde empezamos a descender hasta llegar por primera vez al río Lanjarón, también pudimos ver unos saltos de agua muy bonitos, continuamos camino hacia el castillo de Lanjarón el cual se encuentra en buen estado y tiene muy buenas vistas  al pueblo y a la montaña.



Seguimos descendiendo por unos bancales o paratas todavía en uso por las personas del pueblo, que las tienen bien cuidadas usando los aperos de sus antepasados, hasta llegar de nuevo al río, donde aprovechamos para hacer un pequeño descanso para reunir al grupo, y comenzar con una de las subidas que nos tenia preparadas este sendero.

Al finalizar la subida lleguemos al cortijo "Haza del Olivo" donde aprovechamos para refrescarnos y tomar un poco de aire, cogimos unos 100 metros de carretera hasta llegar a un carril asfaltado que con una nueva subida llegaba a la Ermita del Tajo de la Cruz, desde donde empezamos una suave bajada que nos llevó hacia la entrada del pueblo, donde aprovechamos para comprar unos dulces típicos y comer un poco para afrontar la ultima parte del sendero.

Recorrimos el barrio del "Barrio Hondillo" que es el único lugar típico que queda en Lanjarón, recorrimos sus pintorescas fachadas llenas de macetas y rejas, y comenzamos a ganar altura por una serie de caminos donde nunca abandonábamos las acequias que iban repletas de agua, algunos perros sueltos que nos pudieron dar un susto.



Desemboquemos por la parte oriental del pueblo y tras recorrer unos metros por la carretera de la  Alpujarra, y de ahí al punto de partida restaban unos pocos metros.

Una vez lleguemos todos y nos reunimos nos dispusimos a ir a un restaurante donde comimos una rica comida alpujarreña para finalizar con la excursión.



Una vez estábamos llenos nos fuimos hacia el autobús que nos trajo de vuelta al pueblo.




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